Al cáñamo se le han dado multitud de usos, como material para cuerdas, sillas o vestidos, como ingrediente para fibras textiles y cordajes de gran resistencia así como semillas y la producción de aceites ricos en grasas.
Se ha descubierto y demostrado que la planta también es un buen combustible ecológico, un lubricante excelente, y un ingrediente para bio-plásticos. Algunos tipos de papel usan cáñamo como celulosa necesaria en su construcción.
Está documentado de que algunas aplicaciones medicinales y cosméticas de los aceites usan cáñamo como ingrediente principal.
Un uso curioso de la planta es como materiales aislantes, piezas plásticas y textiles de los automóviles de la marca Audi y BMW entre otras.
Respeto a su historia, se sabe que creció en forma de fibra en abundantes lugares del Oriente Medio y Asia durante muchos milenios y fueron los orientales los que primero explotaron las propiedades de esta fibra antes de la llegada de los occidentales.
Los occidentales empezaron a cultivar cáñamo en el siglo XVI en Inglaterra y fue ampliamente explotado hasta la década de los 30 cuando empezaron a surgir el nylon y otras fibras sintéticas: un conjunto de prohibiciones en los EEUU (supuestamente para combatir el consumo de marihuana) y que seguramente impulsados por los nuevos fabricantes llevaron a la decadencia del cáñamo.
Otro dato interesante es que desde el siglo V a.C. hasta finales del siglo XIX d.C., el 90% de las cuerdas y velas para la navegación e incluso redes de pescar del mundo estaban fabricadas con este material: su resistencia a la humedad y las variaciones climáticas la hacían popular junto con su fácil cultivo en masa.
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